De los Andes a Žižek

Tras un cierto repunte de actividad, por parte del Foro Crítica y Sociedad ralentizamos el ritmo en diciembre, pero, aunque no se vea, estamos preparando las propuestas para el comienzo del 2012, incluida una serie de sesiones dedicadas al filósofo Slavoj Žižek a celebrar a lo largo de febrero. Si alguien no conoce a este muchacho y quiere saber en qué cosas ha estado pensando para llegar a convertirse en puntal A de la filosofía contemporánea –¿el Pollito de Eslovenia?–, puede empezar por echar un vistazo a a lo que dicen de él las enciclopedias virtuales.

Žižek haciendo el indignado

Dos semanas atrás, en las sesiones de exposición y debate que organiza este pequeño colectivo, el foco de atención abandonó por una vez a las lumbreras de Occidente para salvar de pronto miles de kilómetros oceánicos y situarse sobre los Andes, o, más correctamente, sobre las mentes de las personas aimara y quechua que habitan la región. Dávide Payser, hasta hace poco vecino de La Paz, compartió con las presentes su lectura del libro en que Josef Estermann explora el pensamiento de estos pueblos no occidentales con la hipótesis de que este también pudiera considerarse una filosofía. Para quien no estuvo, nuestro amigo también nos ha enviado estas líneas.

 JOSEF ESTERMANN Y LA FILOSOFÍA ANDINA

¿Es la filosofía una disciplina exclusiva de occidente? ¿Tiene acaso la filosofía occidental carácter universal –o “supracultural”? ¿Qué filosofía pueden enseñarnos los pueblos empobrecidos de Abya Yala a nosotros, que vivimos en el llamado “mundo desarrollado”? Estas son algunas de las preguntas que el filósofo Josef Estermann trata de resolver en su libro Filosofía andina. Sabiduría indígena para un mundo nuevo (La Paz: Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología, 2006). El libro nace con una vocación claramente polémica de dar voz filosófica a aquellos pueblos de la periferia que, según la tradición académica dominante, no son capaces de producir filosofía sino, a lo sumo, “cosmovisión”, “mito” o tal vez “pensamiento”. Poner en pie de igualdad filosófica una cultura que no tiene tradición escrita, que no privilegia el concepto como forma de conocimiento de la realidad y  cuyo sujeto no es individual sino colectivo no es tarea fácil. Entroncando con las corrientes de la Filosofía de la Liberación latinoamericana (Mariátegui, Salazar Bondy, Dussel) y haciendo suya la hermenéutica de la Filosofía Intercultural (R. Panikkar, Fornet-Bethancourt), el autor establece un diálogo entre la tradición occidental y la sabiduría de los pueblos que habitan los Andes, particularmente aquellos que hablan las lenguas quechua y aimara, un diálogo que no rechaza el conflicto y que no niega las condiciones de desigualdad radical sobre las que se funda, tratando de establecer una visión que contemple los diferentes aspectos filosóficos que se expresan no ya en determinados textos y sus conceptos, sino en la vivencia cotidiana de los y las habitantes del espacio andino, en sus ritos y celebraciones, en su arte y sus símbolos. Como resultado tenemos un texto que nos enseña el todo de relaciones que constituye la realidad para el runa/jaqi (“persona”, en quechua y aimara respectivamente). No las cosas, sino las relaciones entre estas: lo individual no tiene plena existencia, lo importante es entonces la relación. Este principio de relacionalidad del todo tiene una validez cósmica y abarca incluso a Dios, que también resultaría “relativo”. A su vez, la relacionalidad se deriva en otros tres principios: complementariedad, correspondencia y reciprocidad, que atraviesan transversalmente la lógica, la cosmología, la antropología, la ética y la teología andinas. El símbolo por excelencia es la chakana, la cruz andina, que representa estos vínculos universales. A partir de este orden tenemos otras concepciones del tiempo y del espacio, de los ciclos vitales, de la vida social, del bien y del mal, de la salud y la enfermedad, que no se corresponden con aquellas que manejamos en occidente.

No resulta fácil llegar a entender plenamente a ese otro cuyo pensamiento difiere tanto del nuestro (el controvertido tema de la “inconmensurabilidad” entre culturas). Sin embargo, la opción por el diálogo intercultural constituye acaso una apuesta ética que nos deja en suspenso, abiertos a la interpelación de aquellos que se han quedado fuera de la fiesta consumista en que se ha convertido la vida en occidente (una fiesta que, por lo demás, ya se acaba) y que nos ayuda a plantearnos cómo haremos para poder llevar a cabo una vida más justa y más equilibrada entre todos los habitantes de la tierra.

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0 respuestas a De los Andes a Žižek

  1. alejandro sanchez dijo:

    hola, que tal, mi nombre es alejandro, y quisiera conocer esta exposicion de Dávide Payser, y puesto que estoy estudiando estos temas
    gracias

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